Cómo organizar actividades educativas para un museo: El Educador de Museos

Si un amigo te dice que va a comenzar a trabajar como educador en un museo, seguramente lo primero que se te venga a la cabeza es la función de guía en una sala expositiva. Ese chico o chica tan simpáticos que te explica la colección. Pero ese planteamiento no es del todo cierto, un educador de museo es mucho más. Tu amigo tendrá bastantes más funciones en su nuevo puesto de trabajo que las visitas guiadas. Entre otras, debe ser quien sepa cómo organizar actividades educativas para un museo: El Educador de Museos.

Cómo organizar actividades educativas para un museo: El Educador de Museos

Un educador de museo conocerá a la perfección su campo de trabajo, así como todos los pormenores de la colección sobre la que deba hacer la difusión. Para ello, lo más normal, es que tenga conocimientos de arte, historia o humanidades, si hablamos de un museo de arte o arqueología. Si se trata de un museo botánico o sobre ciencias en general, biología o física serán probablemente su formación cursada con anterioridad.

Con los contenidos afianzados llega la hora de hacer atractivos y entendibles esos temas al gran público ¡No todo el mundo tiene que ser un especialista en la etapa rosa de Picasso! El educador de museo enseña, el público aprende mientras se divierte. El educador de museo tendrás que hacer de estas últimas frases su bandera. Él será el encargado de diseñar las diversas propuestas educativas tanto de la colección permanente como de las posibles exposiciones temporales del museo en cuestión, haciendo de esta un vehículo a través del que el público se sumerja entre las obras y conozca todos sus detalles.

Será imprescindible que el educador de museo sepa adaptarse y adaptar los programas a la diversidad de públicos que acuden al museo en la actualidad. Diferentes edades, culturas, idiomas… Se deben plantear programas educativos inclusivos y adaptados a cada tipo de público. 

El educador de museo debe entender que el público le está regalando su tiempo (uno de los lujos contemporáneos, por cierto), y él tendrá que hacer todo lo posible para convertir la visita al museo en una auténtica experiencia en la que el público se sienta cómodo, correctamente atendido e informado. Debemos crearles la necesidad de volver para seguir indagando. Despertar el curioso que todos llevamos dentro.

Cómo organizar actividades educativas para un museo: El Educador de Museos

¡Ya no estamos en el siglo XX! La hibridación es tendencia

Las últimas tendencias en cuanto a educación de museos van mucho más allá de las visitas, difusión de contenidos a través de paneles u hojas de sala. ¡Ya no estamos en el S. XX! La hibridación es tendencia. Crear sinergias con otras entidades o empresas. ¿Por qué no crear convenios de colaboración con una escuela de cocina local? La buena gastronomía también es un arte, seguro que así todos salimos ganando. ¿Y si le proponemos al centro de yoga que está justo en frente de nuestro museo que una vez al mes imparta una masterclass en una de las salas donde se encuentra la colección permanente?

El educador de museo se encargará de gestionar todas estas iniciativas, y lo más importante, de hacer una correcta hibridación. No todo vale, hay que ser coherente y consecuente con la colección que está en nuestras manos.

Educador de Museos: una profesión al alza

Pero, si no trabajo directamente en el departamento de educación de un museo ¿puedo ser educador de museo? Por supuesto que sí, hay otras opciones. Hay infinidad de empresas que se dedican a la difusión cultural o científica organizando y gestionando propuestas desde el ámbito privado. Todas esas empresas cuentan con un departamento de educación en el que necesitan a personas con formación específica en esta área. Los centros educativos demandan cada vez más actividades extraescolares y actividades extracurriculares, que a los departamentos internos del museo les resulta imposible atender, lo que plantea un buen nicho de mercado para las iniciativas privadas.

No podemos olvidarnos del público particular, tanto adulto como familiar, que cada día demanda más actividades en espacios culturales y patrimoniales. Este público cada vez busca propuestas más novedosas donde la calidad debe ser el mayor valor. Propuestas que faciliten la conciliación familiar o, por el contrario, propuestas para disfrutarlas en familia. Igual que sucede con las propuestas para escolares, la capacidad de los museos, en muchas ocasiones, es insuficiente para la demanda actual. Es por ello por lo que vemos cada vez más propuestas para este tipo de público promovidas por entidades y empresas privadas.

Tanto desde el ámbito interno del museo como si el educador es un agente externo, este profesional se enfrenta diariamente a una serie de retos que debe superar con profesionalidad y creatividad. Así que, si tu amigo te dice que comenzará a trabajar en el departamento de educación de un museo, debes saber que tiene un trabajo fascinante.

Alejandro A. 

Y ahora que ya sabes qué es y que funciones tiene un Educador de Museos, ¿te gustaría poder formarte como este tipo de especialista?

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